
En el aniversario de la Batalla del Alto de la Alianza, la ciudad de Tacna conmemora con profundo respeto y fervor patriótico a los aproximadamente 2,500 soldados peruanos que perdieron la vida defendiendo la nación en aquel fatídico 26 de mayo de 1880, durante la Guerra del Guano y el Salitre. Este año, como cada 26 de mayo, la población tacneña embandera sus hogares y participa en actos conmemorativos en el monumento erigido a 8 kilómetros al norte de la ciudad, escenario de una de las contiendas más sangrientas y desiguales de la historia peruana.
El historiador y docente tacneño Reymundo Hualpa invita a una reflexión profunda sobre el contexto de esta batalla, más allá de la mera historia militar. Señala la inestabilidad política del Perú durante la guerra, con seis presidentes en un lapso de cuatro años, y la compleja situación administrativa en Tacna, con múltiples prefectos en el mismo período.
La batalla se libró en un escenario de marcada desventaja numérica y armamentística para las fuerzas aliadas de Perú y Bolivia. El ejército chileno, compuesto por 14,500 hombres, superaba significativamente a los casi 9,000 efectivos aliados (Dellepiane, 1936). La reorganización del ejército peruano, con Lizardo Montero en Arica, implicó la pérdida de importantes contingentes acantonados en otras regiones, debilitando aún más su capacidad de defensa.
Las tropas chilenas, tras su victoria en Los Ángeles, avanzaron hacia Tacna, donde el ejército aliado, bajo el mando del general boliviano Narciso Campero, se había posicionado en las alturas de Intiorko, denominando el lugar como Campamento del Alto de la Alianza. A pesar de la desventaja, las fuerzas aliadas se organizaron en nueve divisiones, apoyadas por una limitada artillería y ametralladoras.
La víspera de la batalla, un intento aliado de ataque nocturno sorpresa en Quebrada Honda se vio frustrado por la oscuridad y la desorientación, lo que generó un repliegue desordenado. Al amanecer del 26 de mayo, la superioridad chilena se hizo evidente con un ataque frontal precedido por un intenso cañoneo. A pesar de la valiente resistencia, incluyendo un contraataque exitoso del coronel Camacho en el ala izquierda, la inferioridad numérica y armamentística finalmente sellaron la derrota aliada alrededor de las tres de la tarde.
La caída del Campo de la Alianza significó la ocupación de Tacna al atardecer por las tropas chilenas y el inicio de un doloroso cautiverio que se extendería por 49 años, 3 meses y dos días. La batalla también marcó el retiro definitivo de Bolivia del conflicto. Las pérdidas aliadas fueron devastadoras, con 150 oficiales y 2,500 soldados entre muertos, heridos y prisioneros.
El parte de guerra de Lizardo Montero, suscrito en Tarata el 29 de mayo, resalta la valentía del ejército peruano, mencionando la pérdida de seis primeros jefes y un comandante general, así como el heroísmo de coroneles como Jacinto Mendoza, Barriga, Fajardo, Luna, y tenientes coroneles como Mac Lean, Llosa, y el comandante Samuel Alcázar, quien lideró la Columna de Para. Este cruento enfrentamiento selló un trágico capítulo en la historia de Tacna y la Guerra del Pacífico.
Tacna recuerda con profundo respeto el sacrificio de sus héroes, cuyo valor y entrega, a pesar de la adversidad, siguen vivos en la memoria colectiva y en el corazón de cada tacneño. La conmemoración anual es un recordatorio constante de la lucha por la defensa de la patria y el largo camino hacia la recuperación de su territorio.











